martes, 5 de junio de 2007

12 segundos en 0.70 m2

En 12 segundos dentro de un cubículo de 0.70 m2 pueden ocurrir una variedad de situaciones incómodas.
Estos no son más que hechos que me ocurren o me han ocurrido a mi, pero estoy segura que mas de uno/a ha sido víctima de situaciones parecidas. Aquí van algunos relatos acontecidos dentro del aparato que permite ahorrarte amplios esfuerzos cuesta arriba...el ascensor.

Si tenés la maldita suerte de viajar acompañado, pueden surgir una diversidad de hechos que incómoda a cada uno de los pasajeros:
- el interminable silencio que deja oír hasta la respiración del otro
- la horrible necesidad de mirar al otro sin ser visto
- la búsqueda masiva del visor que te permite saber cuántos pisos te faltan para concluir el interminable pero brevísimo viaje
- la exploración en el bolso para encontrar la llave dejando caer cierto objeto femenino (un tampón, por ejemplo)
- el deseo que baje primero el otro para relajarnos y poder disfrutar del viaje más distendidos
- respirar el perfume mas encantador del mundo o la colonia más asquerosa que revuelve tus tripas en tan breve lapso

Si tenías la suerte de ir sola en el ascensor, también pueden pasarte sucesos bochornosos:
- justo se abre la puerta para que aborde un nuevo pasajero, cuando estabas a punto de repasar la línea del delineador de ojos o lo que es peor, de explotar el grano mala onda que acabas de descubrir en el espejo del patético cubículo
- la maldita parada en el quinto para que suba la arpía de la vecina que tocó el timbre varias veces para que dejés de mojarle el balcón cuando regas las plantas
- viajas con tu hija en el ascensor quien tuvo la genial idea de dejarse fluir con un pestilente olor
- se abre la puerta y descubris a los próximos pasajeros apretando sus bocas como si fuera la despedida hacia el más allá
- sube el perrito alzado con tu vecino y se menea en tu pierna como si fueras la perra más caliente
- el mismo perrito al día siguiente te clava el hocico ahí justo ahí
Bochorno para el que espera deseperadamente: llegas a tu piso y te recibe la vecina en paños menores creyendo que eras alguien más.

Estas no han sido más que breves situaciones incómodas rescatadas del repentino olvido que sufrimos al descender en 12 segundos en un cubículo de 0.70 m2. Ahora que lo relaté cada vez que sean pasajeros de estos tortuosos aparatos necesarios se van a acordar de estas palabras.
Hasta prontito...nos vemos en cualquier ascensor un día de estos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

es tal cual lo que me pasa...no dejo de mirar el numerito del piso, encima me bajo en el 10! tengo miles de anécdotas de estas, algunas no podria contarlas por aca, imaginate. Muy bueno, me reí mucho.
Claro de luna.

Anónimo dijo...

No puede ser llego el viernes y desde el martes que no hay nada lindo para leer y yo lo extraño!!
Todo mal!!! ( asi sabes quien soy jajaja )
Besos

Lola dijo...

todo mal...eso es exactamente lo que paso... estuvo todo mal.